Sol en Capricornio desde el 21/12/2013 hasta el 20/1/2014.
El Sol lleva ya unos días en Capricornio, junto a Mercurio, a Venus que el sábado pasó a modo retrogrado, y a Plutón que lleva en este signo ya unos cinco años.
El hecho de que Plutón esté durante sus largas estancias por signo ahora en Capricornio “plutoniza “a todos los planetas que pasen por este signo, es decir, la transformación, el encuentro con la sombra y su integración, la capacidad de renacer como un fénix tras quemarnos hasta las cenizas y la aceptación de la muerte como parte de la vida invaden al signo del orden y de la estructura. La materia se espiritualiza, el fuego plutoniano la purifica.
El paso del Sol por Capricornio todos los años coincide con la Navidad, el nacimiento del Niño Divino, o el retorno del Rey Solar como lo denominan los antiguos misterios paganos. Podemos celebrar el evento como algo externo, propio de los ciclos de la naturaleza, o como una oportunidad interna de dar nacimiento al Niño Divino en nuestro interior. ¿Qué cualidades quiero que nazcan en mí? ¿Qué nueva forma de ser? ¿Cuáles de los potenciales innatos en el ser humano quiero trabajar durante este nuevo ciclo? De trabajo trata todo lo que tiene que ver con Capricornio, de esfuerzo, disciplina y ambición. El Sol vibra con estas cualidades y además está “plutonizado”. Es el nacimiento del espíritu en la forma, cuando la fe e inspiración de Sagitario se manifiesta en lo concreto. De nada sirve la fe si no mueve montañas, se perderá con el tiempo, dejará de existir. La fe es el impulso que empuja a la tarea. Sol en Capricornio nos brinda la oportunidad de mover la montaña, de ser la montaña, de materializar nuestras aspiraciones. Para poder hacerlo tenemos que asumir la responsabilidad de nuestro propio destino y rectificar los errores de cuerpo, palabra y mente. Debemos dejar atrás las expresiones negativas de Capricornio, como lo son los sentimientos de culpa, cargas impuestas que no nos corresponden, o frustraciones y situaciones limitantes que se han generado por nuestras propias acciones erróneas. Es un mes para poner orden en nuestro mundo, para devolverlo a su estado de mándala, esa geometría sagrada donde la forma es expresión del Espíritu, expresión de algo más grande que nuestro pequeño ego con sus infinitas penurias y preocupaciones, sus sentimientos de carencia y de inadecuación.
Eso es la promesa inherente en la Navidad, el Nacimiento de la Luz en la Tierra.
Un amoroso abrazo y ¡un feliz ciclo nuevo!!!
Copyright©Margit Glassel
Para consultas personalizadas y cartas astrales: margitglassel@yahoo.es