Mientras la Luna en estos momentos hace un hermoso Gran Trígono de fuego con Urano en Aries y Júpiter en Leo durante las horas de la mañana en su recorrido final de Sagitario podemos notar como se aflojan las intensas energías de ayer después de la catarsis de la Luna Llena. Hoy podemos trabajar con la energía de un aspecto de 150 grados, el inconjunto o quincuncio, entre Marte en Géminis y Plutón en Capricornio. Es un aspecto que antiguamente se consideraba menor pero últimamente cada vez toma más importancia en los círculos astrológicos. Personalmente lo encuentro muy importante porque encierra un gran poder de integración si sabemos juglar las energías que están involucrados. Quizás hoy en día, cada vez más somos capaces de integrar los opuestos, cada vez hay menos dualidad en la mente humana. Marte en Géminis es el guerrero de lo racional, de las palabras, y de la lógica. Busca soluciones, usa su cerebro más que la fuerza bruta. Está en un signo mutable(es decir se adapta con facilidad) y de aire (lo que significa que el mundo mental y relacional es especialmente importante). Mientras Plutón en Capricornio está en un signo cardinal (emprende, inicia, se lanza) y de tierra (materializa, construye, necesita realidad). El quincuncio es un aspecto extraño y muy difícil de integrar porque no hay afinidad ni por elemento, ni por modalidad como podemos ver. El Dios de la Guerra y el Señor del Inframundo se conectan pero desde dos sitios totalmente distintos. ¿Qué podemos hacer? Aprovechar este tránsito para usar la lógica y nuestro poder de transformación. Estas serán nuestras armas. Razonamos, contextualizamos, usamos nuestra energía mental para actuar (Marte en Géminis) y lo unimos al poder de la tierra, de nuestras entrañas, la fuerza del dragón que habita en nuestros desiertos y debajo de nuestras rocas (Plutón en Capricornio). Muchas veces tenemos miedo a los latidos subterráneos de nuestro propio poder, miedo a no poder canalizarlo, y preferimos usar la inteligencia y el cerebro que aparentemente es menos peligroso y más aceptado socialmente. Sin embargo, el regalo de la fuerza de Plutón es la supervivencia y la regeneración, la visión profunda que ve en la oscuridad. Nos ayuda a bailar con nuestros ángeles y demonios y amarlos a los dos, sin terror, sino con el suave gozo que podríamos sentir en un día de llovizna. Nos tenemos a nosotros y al fuego, a la tierra, al viento y a los ríos. Bailamos, y se despierta el poder, se levanta la tormenta y finalmente cae la lluvia y todo se bendice…y Marte y Plutón vibran en nosotros en paz.
3/6/2015
Copyright© Margit Glassel.
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