En honor al Sanador que abraza la herida…
La herida no es solo una. No es una única entidad. Es un complejo; es un entramado; es un vortex energético con muchas vibraciones que se entremezclan, un diamante con infinitas y sorprendentes facetas brillantes que hablan todas al mismo tiempo…o no. A veces solo se escucha una voz, interpretada como rallante , no aceptada y ninguneada y aniquilada. Pero la herida es mucha energía y cuanto más la rechacemos, más fuerte nos gritará usando su megáfono amplificador: los pensamientos, las emociones, el cuerpo, los sueños, las situaciones…
¿Qué es lo que nos da tanto miedo? ¿La ira, el apego, la ceguera, el no saber, los celos, el estar perdidos, la muerte, la enfermedad, el sufrimiento, el abandono y mil cosas más? Prestos a buscar la paz y soltar la ira. Prestos a desapegarnos y soltar el apego. Prestos a ser ecuánimes y a soltar los celos Y …por supuesto, prestos a acumular conocimiento y sabiduría para finalmente desprendernos de la terrible ignorancia, causa de todos los males. Es cierto que en lo absoluto nunca ocurre nada. Pero en el corazón humano…allí ocurre de todo…y lo que más ocurre es que al conocer el camino queremos correr, o mejor aún volar, rápidamente al cielo.
Ama a los demás como a ti mismo.


Quiero dejar claro que permitir que la ira o el apego, por ejemplo, escapen hacia fuera y dejarse arrastrar por ello no es escucharlo, ni amarlo. Es no soportarlo y sacar a la bestia, escupiéndola al mundo para que se apañe con lo nuestro…y nosotros nos perdemos el regalo. Así que quietos y atentos, invocando al “monstro” para que surja, que baile y que nos cante su canción…y sin querer cambiarlo, mejorarlo, civilizarlo. Forma parte de nosotros y se merece un respeto y un sitio en nuestros altares. Seguramente muchos hemos comprobado que por más que lo desinfectemos, perfumemos y adornemos con meditaciones y cantos sigue allí, tan bruto y primigenio como siempre. Quizás más arrinconado y oculto, hasta que se reúnan las causas y condiciones y el universo nos regale un nuevo escenario que lo invoca y lo empuja a salir de la cueva, dándole otra oportunidad para ser amado, dándonos otra oportunidad para amarlo, dándonos otra oportunidad para amarnos, dándonos otra oportunidad para ser plenamente humanos.
Gratitud.
Escrito en el primero día de Quirón directo.
2/12/2016.